El Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba ha cancelado la acreditación del periódista uruguayo Fernando Ravsberg quien ha reportado desde La Habana por más de diez años, suspendiéndole también el permiso de residencia en el país. Ravsberg, quien hace unos años era el corresponsal de la BBC en Londres ha veniudo escribiendo el blog "Cartas Desde Cuba." "Al parecer, según le dijeron al periodista, el detonante fue un texto que publicó recientmente en el que reclamaba que se investigara la negociación entre Cubana de Aviación y Global Air, luego del accidente aéreo en La Habana. Evidentemente a 'alguién le molestó.'"

“En estos 10 años han intentado domesticarme con consejos amables, veladas amenazas, con romperme los dientes, exigir que me expulsen del país, guerra sucia y advertencias contra mis hijos… Nada les ha funcionado hasta ahora pero el hecho de sacarme de la prensa extranjera les permite dar el tiro de gracia a “Cartas”. Aún son poderosos porque conocen bien los mecanismos para generar presión dentro del aparato político y de gobierno”, dijo Ravsberg a Periódico Cubano el 12 de junio.

El régimen no solo suspende el derecho a residir en la Habana a periodistas extranjeros, sino a miles de cubanos procedientes de las provincias que son devueltos por la fuerza a sus pueblos de origen.  La política de Diaz Canell al respecto no ha cambiado en nada los métodos represivos del General Raúl Castro.

El permiso de residente del periodista recibe hoy mucha atención, pero los miles de campesinos deportados a las provincias siguen siendo practicamente ignorados por la prensa internacional, incluyendo los corresponsles extranjeros en La Habana que temen ser deportados por "excederse" en sus reportajes.

 Reproducimos aqui las declaraciones de ayer de Ravsberg y el artículo sobre el accidente aéreo que colmó la copa de las autoridades. 

  

Suspenden permiso de residencia cubana al periodista Fernando Ravsberg

“Dejándome sin acreditación el Ministerio de Relaciones Exteriores se saca un problema de encima”

Por Periódico Cubano

Publicado el 12 junio, 2018

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Fernando Ravsberg.
(ARCHIVO INTERNET)

El periodista Fernando Ravsberg, radicado por años en Cuba trabajando como reportero, anunció este martes que el Ministerio de Relaciones Exteriores de la Isla le había retirado la acreditación como corresponsal extranjero.

“Me convierto en el primer inmigrante ilegal de Cuba”, manifestó en sus redes sociales.

En su blog Cartas desde Cuba, Ravsberg explicó que los funcionarios afirman que “el cese se debe a que terminé mi trabajo con Público y ellos aún no tienen respuesta sobre las nuevas solicitudes, no saben cuánto tiempo puede tardar el trámite y ni siquiera están seguros de que serán aprobadas”.

“Tal parece que la medida tiene más que ver con el blog que con mi trabajo en los medios extranjeros”, agregó.

Al parecer, según le dijeron al periodista, el detonante del problema fue un texto que publicó recientemente en el que reclamaba que se investigara la negociación entre Cubana de Aviación y Global Air, luego del accidente aéreo en La Habana. Evidentemente a “alguien” le molestó.

“Si esa fue la gota que desbordó el vaso, bienvenido el diluvio, prefiero vivir indocumentado y tener la conciencia tranquila. Es más, si supiera de antemano cual sería el resultado de ese post lo volvería a escribir, la muerte de un centenar de personas lo impone”, aseguró.

El periodista uruguayo, quien fuera corresponsal de la BBC por varios años en Cuba, abrió su propio blog luego de que el medio le cerrara el contrato.

Su figura fue siempre polémica en Cuba pues, aunque usualmente publicaba artículos que cuestionaban la realidad de la Isla, las autoridades fueron condescendientes con él.

De hecho, los procesos para las acreditaciones de profesionales extranjeros en el Centro de Prensa Internacional suelen tardar años. En su caso, cuando salió de la BBC nunca perdió su estatus.

“En el 2014, cuando dejé BBC de Londres y solicité que me acreditaran para Público de España, las autoridades tardaron 6 meses en darme una respuesta pero durante ese periodo me mantuvieron acreditado. ¿Que es lo que ha cambiado en estos 4 años?”, dijo.

En esta ocasión Ravsberg arremetió contra la burocracia y las decisiones arbitrarias de las autoridades cubanas.

“Dejándome sin acreditación el Ministerio de Relaciones Exteriores se saca un problema de encima y muchas llamadas-presión. Dicen en Cuba que algunos, cuando encuentran a su pareja teniendo sexo con un tercero en el sofá, solucionan el conflicto botando el sofá”.

 

FUENTE CiberCuba

El MINREX deja sin acreditación y sin permiso de residencia al periodista Fernando Ravsberg

DDC | La Habana | 13 de Junio de 2018 - 13:49 CEST. | 21

Fernando Ravsberg entrevistando a Fidel Castro. (A. E. PÉREZ)

Fernando Ravsberg haciendo entrevistas en la calle. (R. PÉREZ DÍAZ)

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Fernando Ravsberg entrevistando a Fidel Castro. (A. E. PÉREZ)

El Gobierno retiró el permiso de residencia y la acreditación para trabajar en Cuba al periodista uruguayo Fernando Ravsberg, quien durante casi 30 años ha reportado desde la Isla para diferentes medios de prensa.

"Las autoridades del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba me informaron que ya no estoy acreditado como corresponsal extranjero en el país, a pesar de que desde hace dos meses presenté varias solicitudes de acreditación", dice Ravsberg en un post publicado en su blog Cartas desde Cuba.

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Fernando Ravsberg haciendo entrevistas en la calle. (R. PÉREZ DÍAZ)

"Los funcionarios afirman que el cese se debe a que terminé mi trabajo con (la publicación española) Público y ellos aún no tienen respuesta sobre las nuevas solicitudes, no saben cuánto tiempo puede tardar el trámite y ni siquiera están seguros de que serán aprobadas", añade.

"En pocas palabras, me dejan sin permiso de residencia y sin permiso para trabajar. Eso sí, me repiten que 'no es nada personal'".

Retirar las credenciales para trabajar en Cuba es un recurso habitual del régimen para censurar la labor de los periodistas extranjeros. En ocasiones, esa medida suele ir acompañada de la expulsión del territorio.

Esta práctica constituye uno de los mecanismos más eficaces para influenciar los contenidos que publican sobre la realidad cubana agencias y medios extranjeros, temerosos de perder la presencia en la Isla.

En su post, Ravsberg compara su situación actual con una similar que atravesó en 2014, cuando dejó de trabajar para la BBC.

En aquel momento "solicité que me acreditaran para Público de España, las autoridades tardaron seis meses en darme una respuesta, pero durante ese período me mantuvieron acreditado. ¿Qué es lo que ha cambiado en estos cuatro años?", se pregunta.

"En aquella época, la jauría dedicada a la caza de herejes y cimarrones me creía incapaz de mantener a flote Cartas desde Cuba sin el apoyo de la BBC. Hoy saben que no solo fue posible sino que crece cada año el número de lectores y de comentarios", considera.

Es su post, el periodista evita criticar al MINREX, más bien se refiere a personas que supuestamente presionan al organismo. No identifica ni a esos personajes ni a los funcionarios que le informaron su nueva situación.

Según Ravsberg, en la reunión en la que le comunicaron que quedaba sin acreditación de prensa extranjera, los funcionarios también le dijeron que "reciben llamadas protestando" por lo que publica en su blog.

"Me dicen que la última protesta que recibieron fue por el post donde reclamaba una investigación sobre la negociación entre Cubana de Aviación y Global Air", señala.

Tomado de "El Estornudo" por que no pudimos entrar en el blog de Ravsberg.

Las imágenes que nadie podrá olvidar

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Tomado de El Estornudo

Primero un pie y luego el otro. Lo más pegados posible. Brazos abiertos como alas de avión para no perder el equilibrio sobre la línea del tren. Vista al frente. Primero el derecho y luego el izquierdo. El cuerpo erguido. Sin poner la mirada en los raíles. Un pie, el otro. Sintiendo el cosquilleo del vértigo, la imposición de no caer al costado.

“Creo que iba por la mitad del camino, no sé, quizás más, cuando sentí un viento fuerte en la espalda, un silbido muy fuerte, un empujón desde atrás y todo se me apagó después”. Es lo único que recuerda Ubaldo Fuentes, 59 años, al despertar. Luego comenzará a recordar, poco a poco, otras imágenes previas al instante en que perdió el conocimiento.

¡Ubaldo! ¡Ubaldo! ¡Ubaldoooo!, gritó María Elena, su esposa de 63 años, al verlo tirado en la tierra, bocabajo, con las manos abiertas.

Minutos antes, la olla eléctrica de María Elena le había avisado que los frijoles negros estaban listos. En la mesa estaba servido el arroz blanco, los plátanos maduros fritos y las dos pechugas de pollo. Luego vino el estruendo desorbitante. La explosión.

Un Boeing 737-200, que volaba con 110 pasajeros y que viajaba de La Habana a Holguín, se precipitó poco después de despegar del aeropuerto internacional José Martí. El avión pertenecía a la aerolínea mexicana Damojh de la compañía Global Air y había sido rentado por Cubana de Aviación.

La puerta de la casa de Ubaldo y María Elena, que estaba semiabierta, comenzó a temblar. Portazos. La comida fue al suelo y también una mesita de madera que tenía encima un florero y otros dos búcaros de cristal que se hicieron añicos.

María Elena cayó de rodillas y, junto a ella, la foto de su boda con Ubaldo hace 26 años. Intacta. Entonces pensó en él, que todos los días sobre esa hora detiene el trabajo en el surco para venir a almorzar.

Eran las 12:08 de la tarde. María Elena se levantó y salió a ver qué había ocurrido, a buscar a Ubaldo. Un cono negro picaba el cielo gris de estos días de mal tiempo en La Habana.

“Había una humareda terrible. No se veía nada. El fuego estaba casi al nivel de los árboles más altos”, relata María Elena.

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Corrió hacia allá y parecía internarse en un cuarto oscuro y sin salida. Mientras avanzaba, hacía ademanes con sus brazos para ahuyentar el humo, pero sus esfuerzos eran vanos. No veía nada, solo tosía. Entonces oyó una sirena a lo lejos.

María Elena se detuvo y vio pasar el primer camión de bomberos y los primeros dos carros del comando de “Rescate y Salvamento”. Al poco rato, llegaron algunos vecinos y con ellos siguió adelante.

“El fuego se veía justo por la línea del tren, por donde viene todos los días Ubaldo”, dice.

Unos metros más y lo vio tirado en tierra. Con vida.

***

María Elena es ama de casa y Ubaldo trabaja en la cooperativa agrícola “1ro de mayo” del municipio Boyeros. Tiene la costumbre de ir a almorzar cada día con su esposa, pues los sembrados de su entidad quedan bien cerca.

Las tierras de la cooperativa están a unos dos kilómetros del reparto “Alturas del Aeropuerto”, que es donde viven Ubaldo y María Elena. Ellos no tienen hijos y viven en un hogar pequeño, de mampostería y techo con tejas de zinc.

A las 3:30 de la tarde, Ubaldo está sentado en el piso de la sala de su casa, descalzo, con la camisa verde olivo abierta y el pantalón beige embarrado de tierra. Tiene la cabeza apoyada en los muslos de María Elena, quien le pasa tiernamente una mano por la nuca.

Ambos están sucios y apestan a humo. Sus rostros son puro sudor. De ahí que no quieran dejarse tomar fotos. Además, Ubaldo tiene algo de sangre en la cabeza debido al trastazo que lo noqueó al caer.

“Tengo la manía de que, cuando termino el trabajo de la mañana, regreso caminando por encima de la línea del tren. Eso me desestresa, estar pendiente de los raíles y no pensar en otra cosa. Me gusta, me siento en otro lugar”, dice Ubaldo, que empieza a salir del letargo.

Cuando María Elena lo encontró estaba totalmente inconsciente. Abrió los ojos después de par de bofetadas en la cara. “Un vecino me ayudó a traerlo hasta la casa y no fue hasta ahora que empezó a acordarse de las cosas, porque venía con los ojos abiertos y hablando cosas sin sentido”, dice María Elena.

Dos horas después de que la onda expansiva generada por el impacto del Boeing 737-200 sobre una zona de cultivos entre el Aeropuerto José Martí y Santiago de las Vegas golpeara a Ubaldo y lo lanzara a la vera del ferrocarril, este recuerda: “Yo venía por el raíl, en mi cosa, cuando oí la bulla y lo vi que se iba a estrellar”.

La escena fue fugaz. Ubaldo vio al avión trastabillar en el aire. Dice que se jorobó para un lado, luego para el otro y que finalmente pasó por encima de él con un ala hacia arriba y otra hacia abajo.

“Nunca se me irá esa imagen. Fue como cuando un pelícano se tira al mar de cabeza, a pescar. Pero este era un pájaro gigante. Después fue que sentí el empujón por la espalda y supongo que caí y me di con algo. La explosión no la vi”, cuenta Ubaldo.

***

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Desde el lugar del siniestro, Miguel Díaz-Canel, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros de Cuba, dijo a la televisión nacional: “Es un lamentable accidente, las noticias no son nada halagüeñas porque hay un alto número de fallecidos. Por tanto, en nombre del Gobierno cubano y del Partido lamentamos el hecho y nos sumamos a las condolencias a las familias afectadas”.

En la aeronave volaban 110 personas, seis tripulantes –todos mexicanos- y 104 pasajeros. Entre ellos un bebé y cuatro niños. Al siniestro solo sobrevivieron tres mujeres -una falleció horas después- que fueron trasladadas al hospital Calixto García. Entre los más de 100 muertos se encontraba también una pareja de argentinos, de 60 años, que hacían turismo en la isla.

“La última semana ningún vuelo nacional había salido porque de los cinco aviones de Cubana de Aviación solo había uno disponible, los otros cuatro están rotos. Por eso es que rentaron este avión”, dice Alberto Ferrer, maletero de la Terminal 1 del Aeropuerto José Martí, donde partió el Boeing 737-200.

Desde finales de 2017 y durante el primer semestre de este año, Cubana de Aviación ha sido blanco de enérgicas críticas de la población por la frecuente cancelación de vuelos nacionales.

Un taxista acostumbrado a hacer rutas hacia el aeropuerto afirma: “La semana pasada yo traje hasta aquí a tres clientes distintos y todos se fueron hacia Oriente en guaguas porque no había aviones. No importaba si tenías el pasaje comprado. Cubana de Aviación los transportó en un ómnibus de Transtur”.

Debido a la tragedia, el Consejo de Estado decretó duelo nacional desde las 6:00 horas del día 19 de mayo hasta las 12:00 de la noche del 20 de mayo. El accidente es un duro golpe para el gobierno de Díaz-Canel, quien da sus primeros pasos como mandatario.

Además de las pérdidas humanas, el siniestro pudiera dañar la imagen de la isla, que tiene en el turismo, con sus dos mil millones de dólares anuales, uno de los pocos renglones económicos salvables dentro de una economía depauperada.

El caso del Boeing 737-200 viene a engordar la lista de infortunios en que se han visto implicadas aeronaves cubanas. El más reciente sucedió en abril de 2017, cuando un AN-26 de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) embistió una montaña en Artemisa y murieron sus ocho tripulantes, militares todos.

En 2010 un vuelo de Aero Caribbean cayó en Santi Spíritus dejando un saldo de 68 fallecidos. 126 fueron las víctimas de otro accidente ocurrido en 1989, cuando un avión procedente de Italia se estrelló también cerca del Aeropuerto José Martí.

***

“La gente de aquí, de los caseríos cercanos, se van a tener que mudar si se siguen cayendo los aviones como mierda de pájaros”, dice Emilia Puig, 51 años, vecina del reparto “Alturas del Aeropuerto”.

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Emilia está dentro de un tumulto de personas que se encuentra a una distancia prudencial de la línea del tren que lleva al lugar del siniestro. Toda esta gente acaba de salir de los matorrales por indicación de las autoridades.

“Llegamos hasta ahí para ayudar a socorrer. Te aseguro que de ahí nadie se salva. Todos son muñecos en pedazos”, dice Marcos Morales, que estuvo en el sitio del desastre.

Marcos me muestra en su celular varios videos y fotografías. Las imágenes son tan desagradables como conmovedoras.

En uno de los videos cinco hombres cargan por las extremidades a un pasajero desplomado y ensangrentado. Los gritos de “levántenle la cabeza, levántenle la cabeza” se escuchan a pesar del chirrido insoportable de las sirenas de carros bomberos y ambulancias. En otro se ve cómo alguien arde en llamas entre los arbustos.

Hay una foto donde una mujer de tez negra yace sobre la hierba, sin su alma, sin una pierna. En otra, dos cuerpos calcinados. Pero hay dos instantáneas aún más fuertes: la de un niño desfigurado a quien le faltan sus pies y la de un hombre a quien solo le queda el torso, y lo tiene abierto, con los intestinos afuera.

“Por eso hay que beber, divertirse y gozar… porque uno no sabe cuándo te va a tocar la hora”, dice Marcos, y se marcha mirando su Smartphone.

El sonido inconfundible de los motores de un avión se siente a lo lejos. Se acerca poco a poco, vuela sobre la catástrofe. La gente levanta la vista hacia los nubarrones grises y lo ven pasar. El Aeropuerto José Martí no ha dejado de operar. Empieza a caer una fina llovizna sobre Boyeros.